domingo, 15 de julio de 2012

El Arrepentimiento Bíblico 1 parte


El Permiso para reproducir esto está otorgado. 
De hecho, se le exhorta a que lo haga.

Hay diferentes ideas en nuestros días acerca de lo que es el “arrepentimiento”.  Pero ¿están ellas basadas en lo que las Escrituras enseñan? (2 Timoteo 3:16-17)?  ¿Es meramente un cambio de mente o hay mucho más involucrado en ello?

Vamos a mirar a algunas de las más claras y más precisas definiciones bíblicas del arrepentimiento, comenzando con la enseñanza de Jesús acerca de Jonás y los ninivitas:

Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación, y la condenarán;  porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar (Mateo 12:41).

Para averiguar exactamente lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “se arrepintieron”, vamos a revisar el recuento al cual se está refiriendo:

Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.  Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.  E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey  y de sus grandes, diciendo:  Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna;  no se les dé alimento, ni beban agua;  sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente;  y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.  ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?  Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino;  y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo (Jonás 3:5-10).

Los ninivitas se humillaron y clamaron fuertemente a Dios, convirtiéndose cada uno de su mal camino.  Según la autoridad final, esto constituye el “arrepentimiento”,  a diferencia de lo que algunos en nuestros días equivocadamente quieren que nosotros creamos – un simple “cambio de mente”.

El Ejemplo del Hijo Pródigo

Otro buen ejemplo de arrepentimiento es la enseñanza de Jesús acerca del hijo pródigo:

Y volviendo en sí, dijo:  ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!  Me levantaré e iré a mi padre, y le diré:  Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.  Ya no soy digno de ser llamado tu hijo;  hazme como a uno de tus jornaleros.  Y levantándose, vino a su padre ...  el hijo le dijo:  Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo (Lucas 15:17-21). 

Jesús declaró que la humildad del pródigo, su compunción, reconocimiento del pecado y regreso a su Padre, hicieron que el volviera de nuevo a la vida de su estado espiritual de muerte y perdición:

Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido;  se había perdido, y es hallado.  Y comenzaron a regocijarse (Lucas 15:24).  

Esto es obviamente muerte y vida espirituales, ya que el pródigo no fue afectado físicamente por esta muerte.

¿Cuán Importante es Arrepentirse?

Pedro enseñó que el arrepentimiento es el remedio para la muerte: 

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). 

No solamente fue el arrepentimiento el mensaje de Juan el Bautista (Mat. 3:1,2), sino que Jesús continuó el mensaje de Juan después que éste fue aprisionado.  No hay mayor sanidad en el mensaje de uno que cuando está respaldado por el mensaje del propio Señor: 

Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea ...  Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir:  Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado  (Mat. 4:12,17). 

Otros Ejemplos Bíblicos

El arrepentimiento de David después de su adulterio y asesinato incluyó el reconocimiento de su pecado (2 Samuel 12:13).  Observe su oración sincera y de corazón en el Salmo 51.

Por otro lado, Saúl estaba más preocupado de ser honrado delante del pueblo que de mostrar verdadera humildad con respecto a su desobediencia: 

Y él dijo:  Yo he pecado;  pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel,  y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios (1 Samuel 15:30). 

La reacción de Pedro hacia su propio pecado (negar a Jesús tres veces) fue el llanto amargo:

Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro;  y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho:  Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.  Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente (Lucas 22:61,62). 

¡Cuán sabio es seguir el consejo de Santiago, que predicó el verdadero arrepentimiento que, a propósito, refuta el punto de vista sobre el avivamiento en el  movimiento de la “risa santa”:

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.  Pecadores, limpiad las manos;  y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.  Afligíos, y lamentad, y llorad.  Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.  Humillaos delante del Señor, y él os exaltará (Santiago 4:8-10).



¿Cómo Obtener Perdón y Misericordia?

Para obtener perdón y misericordia del Señor, Isaías aconseja, “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:7).  Observe que dice que Dios “será amplio en perdonar” pero según el contexto, eso está condicionado a que el impío deje sus caminos y pensamientos malvados, y se vuelva al Señor. 

El Profeta Daniel era altamente estimado (Daniel 9:23) y dio consejo (aunque no fue escuchado) al Rey Nabucodonosor:

Por tanto, oh rey, acepta mi consejo:  tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad (Daniel 4:27). 

El hijo de Nabucodonosor, Belsasar, no se humilló aunque él sabía del juicio de Dios sobre su padre, y aun se exaltó en contra del Señor del cielo (Daniel 5:22,23).  ¡Cuánto más sabio él habría sido de haber seguido el buen ejemplo del propio Daniel:

Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión,...  hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas...  y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad (Daniel 9:4, 5,13). 

Jeremías aconsejó a los oficiales y al pueblo:  “mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios” (Jeremías 26:13).

Salomón oró, “Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres” (1 Reyes 8:35).  El también sabía lo siguiente acerca del arrepentimiento:

Y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos;  si se convirtieren y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren:  pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos hecho;  si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia la tierra  que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que he edificado a tu nombre (2 Crónicas 6:37,38). 



El Remedio

En el libro de Ezequiel, el Señor ordenó que una marca fuera puesta en las frentes de aquellos que “gimen y que claman a causa de todas las abominaciones (pecados) hechas en la ciudad (9:4) para protegerlos de ser asesinados (9:6).  Algún tiempo después, Dios hizo que Ezequiel profetizara:

Así dice Jehová el Señor:  Convertíos y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones (14:6). 

Ezequiel enseñó que “el alma que pecare, ésa morirá” (18.20).  Sin embargo, Dios tiene un remedio:

Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá;  no morirá.  Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas;  en su justicia que hizo vivirá.  ¿Quiero yo la muerte del impío?  Dice Jehová el Señor.  ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?  ...  Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma.  Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá;  no morirá. ...  Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina.  Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo.  ¿Por qué moriréis, casa de Israel?  (Ezequiel 18:21-23, 27,28,30,31). 

No hay ningún cristiano que alguna vez haya vivido que no haya sido tentado al pecado, pero el Espíritu Santo dio una verdad relevante y consoladora a los cristianos de Corinto que se extiende hasta nosotros hoy:

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana;  pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar (1 Cor. 10:13). 

Todos seremos tentados pero ninguno tiene por qué ceder a la tentación.  ¿De qué otra manera podríamos nosotros evitar el pecado?  El Apóstol Pablo nos dio visión que puede ser una salvaguarda para nuestras almas:

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;  pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.  Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz (Romanos 8:5,6). 



Tomado íntegramente para publicar en este blog en 3 partes de:




Ahora bien, aprovecho este tracto para invitar a todo aquel que venga trabajado, cansado (Mt. 11:28.),  ó que tenga algún tipo de necesidad en su vida, a que primero haga esta oración en voz alta:

“¡Jesucristo, ¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20:28.) Acepto que soy un  PECADOR y que yo solo no soy capaz de cambiar, pero TU palabra dice que si confieso con mi boca que eres el Señor y creyere en mi corazón que Dios te levantó de los muertos, seré salvo/salva. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Ro. 10:9,10.) Por eso en este momento confieso con mi boca que tú eres el Señor, y te acepto como mi único y suficiente Salvador. Te invito a entrar en mi corazón y te pido que desalojes de mi todo sentimiento que no venga de ti, porque tu palabra dice que Nueva Criatura soy, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co. 5:17.) en el nombre de Cristo Jesús.”

Amen! 

 

Si ya hiciste esta oración e invitaste a Jesucristo a entrar en tu corazón, escríbenos a libertadysanidadendios@gmail.com, queremos saber de ti y seguir orando contigo, según sea tu necesidad y los anhelos de tu corazón. 
Hoy nos ponemos de acuerdo contigo y tenemos toda nuestra confianza en el todopoderoso Jehova-Rapha (El Señor tu sanador. Ex. 15:26.), el amado Jesucristo y el Hermoso Santo Espíritu de Dios que eres libre de toda aflicción por la Poderosa Sangre del Cordero de Dios que fue inmolado, y que todo ojo le vera a Él (Ap. 1:7.) en tu testimonio, ahora que eres Libre!!!

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