Perdón Condicional
Muchos
maestros populares en nuestros días erróneamente proclaman que todos los
pecados de los cristianos – pasados,
presentes y futuros – han sido ya perdonados. En contraste, la
Biblia cita condiciones para ser perdonados después que se ha experimentado la
verdadera regeneración:
Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1
Juan 1:9).
El Apóstol
Juan – que era salvo – se incluía a sí mismo aquí usando el pronombre
“nosotros”. Esta confesión de pecados a Dios debe estar también combinada
con la voluntariedad de renunciar a esos pecados:
El que encubre sus pecados no
prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia (Proverbios 28:13).
El Señor Jesús dio otro
condición relevante para recibir el perdón, de la que pocos en nuestros días
tienen deseos de predicar:
Porque si perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre
celestial. Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco
vuestro Padre celestial os perdonará vuestras ofensas (Mateo 6:14,15).
Jesús
está dirigiendo su enseñanza a sus propios discípulos que vinieron a El (5:1,2).
Observe también en Mateo 6:14,15 que Jesús les
dijo que “vuestro Padre” no os perdonará vuestras ofensas si vosotros no
perdonáis a los hombres sus ofensas. El no puede estar hablando a gente
no salvada ya que ellos no tendrían a Dios como su Padre espiritual.
El Rey David escribió,
“Bienaventurado aquél cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su
pecado” (Salmo 32:1) y dijo cómo él había obtenido el perdón:
Mi pecado te declaré y no encubrí
mi iniquidad. Dije:
Confesaré mis transgresiones a Jehová, y tú perdonaste la maldad de mi
pecado (Salmo 32:5).
El perdón
no viene en forma automática, como se evidenció en el versículo
precedente. David tuvo que hacer algo para obtener este
perdón. Quizás Juan tenía este versículo y otros similares en mente
cuando escribió 1 Juan 1:9.
El consejo del Dios
Soberano a través de Isaías fue:
Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis
ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien;
buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a
la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si
fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana (Isaías
1:16-18).
Dios es
compasivo y misericordioso, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos
procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9) pero nosotros debemos hacer nuestra
parte según está registrada en las Santas Escrituras. La Biblia no
enseña que los cristianos están ya perdonados
aun antes de
que sus pecados futuros sean cometidos. No deje que los falsos maestros
de nuestros días lo engañen. Presten atención al mensaje de la
Escrituras:
El Arrepentimiento es
Fundamental para el Cristianismo
El escritor de Hebreos
enseñó (entre otras enseñanzas elementales) que el arrepentimiento es un principio fundamental cristiano:
Por tanto, dejando ya los rudimentos
de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando
otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe
en Dios (Hebreos 6:1).
Pronto
examinaremos algunas de las “obras muertas”. Pablo dijo a los cristianos romanos que el pecado lleva a la muerte
espiritual (Romanos 6:16) y Santiago advirtió
cómo ocurre esta "muerte":
Sino que cada uno es tentado, cuando
de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces, la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el
pecado, siendo consumado, a la luz la muerte. Amados hermanos míos, no
erréis. (Santiago
1:14-16)
Estas fueron las
enseñanzas básicas y elementales de la iglesia primitiva que raramente se
repiten en nuestros días y aun peor, que son negadas por los maestros de la
eterna seguridad.
El Verdadero
Arrepentimiento produce “Fruto”
En el
momento del arrepentimiento y de la salvación inicial, pasamos de muerte a vida
(1 Juan 3:14), de las tinieblas a la luz (Hechos 26:18,
Efesios 5:8, 1 Pedro 2:9), y del poder de
Satanás a Dios (Hechos 26:18). Pero esto
no acaba aquí. Juan el Bautista dio su entendimiento inspirado por el
Espíritu Santo en cuanto a lo que Dios requiere del arrepentimiento, en Lucas
3:8-14:
Haced, pues, frutos dignos de
arrepentimiento. Y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a
Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham
aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los
árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa
en el fuego. Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿Qué
haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos
túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo
mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le
dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El les dijo: No exijáis
más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados,
diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No
hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro
salario.
Observe
la responsabilidad humana involucrada. ¿Estaba Juan enseñando una
salvación por medio de “obras”? De ningún modo. El padre de Juan,
Zacarías, profetizó acerca de él bajo la inspiración del Espíritu Santo (Lucas 1:67) que Juan daba al “pueblo de Dios conocimiento
de salvación para perdón de sus pecados”, V. 77. Aunque algunos
pudieran reclamar equivocadamente que Juan enseñaba la “ley” y las “obras” del
Antiguo Testamento, ¡Dios dio el conocimiento de la salvación a través
de él!
La
enseñanza de Jesús acerca de los justos fue muy similar e incluía acción de la
parte de los redimidos o los “benditos”:
Entonces el Rey dirá a los de su
derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre,
y me disteis de comer, tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”
(Mateo 25:34-36).
Jesús
enseñó, “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que
muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas
13:24). Pero “la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”
(Juan 1:17).
Aunque
esto está en conflicto con el falso mensaje de “gracia” de hoy en día, ésta es
la verdadera gracia Bíblica del Dios Todopoderoso. Escoja a quién creer –
al que tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18) o a los impíos convertidores de la gracia de hoy
(Judas 3,4).
Demuestre Su
Arrepentimiento y Manténganse
Mientras
que no éramos salvos, nosotros producíamos fruto para muerte (Rom 7:5).
Pero ahora debemos producir buen fruto para evitar el ser cortados y arrojados
en el fuego (Mat. 3:10). Esto requiere acción de nuestra parte que no
puede ser una salvación por “obras” ya que Jesús encomió el mensaje de Juan (Mateo 11:11). El mensaje estándar del
evangelio de gracia del Apóstol Pablo también está de acuerdo con el de Juan:
... que anuncié ... que se convirtiesen
a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento (Hechos
26:20).
Jesús nos hace libres de
la esclavitud del pecado (Juan 8:34-36) pero después de la salvación inicial,
Pablo enseñó a los cristianos a persistir en
buscar la inmortalidad, a continuar en el Espíritu y a hacer morir el pecado
para vivir:
Vida eterna a los que, perseverando
en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad (Romanos 2:7).
Porque si vivís conforme a la carne, moriréis, mas si por el Espíritu
hacéis morir las obras de la carne, viviréis (Romanos
8:13).
La
responsabilidad humana y el libre albedrío están también claros en el consejo
de Pablo al Pastor Timoteo cuando le dice “no participes en pecados
ajenos. Consérvate puro” (1 Timoteo
5:22).
En forma similar, Juan
aconsejó a sus hijos “guardarse de los ídolos” (1 Juan 5:21).
Alguno
pudiera alegar, “pero nosotros no estamos bajo la ley”. Cierto, nosotros
no estamos bajo la ley ceremonial, pero b> nosotros todavía estamos bajo la
ley moral como puede verse en versos tales como 1 Corintios
6:9, 10; Efesios 5:5-7; Gálatas 5:19-21; Judas 7; Apocalipsis 21:8; etc. Recuerde que Pablo le dijo a los cristianos
corintios que no fueran idólatras (1 Corintios
10:7). El sabía que los cristianos
podían convertirse en idólatras y terminar así en el lago de fuego según
Ap. 21:8 a menos que se arrepintieran. Por lo tanto, estos apóstoles
aconsejaron a los cristianos mantenerse lejos
de tal peligro espiritual.
Santiago enseñó qué clase
de religión es aceptable a Dios y de qué debían guardarse los cristianos:
La religión pura y sin mácula
delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas
en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo (Santiago 1:27).
Estas
todas son enseñanzas de la verdadera gracia. El problema, entonces,
estriba en aquellos que tienen un punto de vista distorsionado acerca de la
gracia.
Escudriñe Su Corazón y
Libérese
El consejo siguiente de
los Salmos puede ser de gran beneficio para aquellos que desean mantener un
camino santo delante de Dios:
Temblad y no pequéis; meditad
en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad (Salmo 4:4).
Confesaré mi maldad, y me contristaré por mi pecado (Salmo 38:18)
Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus testimonios (Sal 119:59)
Examíname, oh Dios, y conoce mi
corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí
camino de perversidad, y guíame en el camino eterno (Salmo 139:23,24).
Estas
clases de oraciones nos ayudarán a mantener un corazón puro, que es vital ya
que estos son los que estarán en el lugar santo de Dios (Salmo 24:3,4). “Mantener la fe y la buena
conciencia” nos preservará de naufragios espirituales (1 Timoteo 1:19).
Pedro y Pablo nos dieron
otras importantes salvaguardas y ordenanzas:
Desechando, pues, toda malicia,
todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como
niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis en salvación (1 Pedro 2:1,2).
Porque : El que quiere amar
la vida y ver
días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño;
apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala (1 Pedro
3:10,11).
Por lo cual, oh amados, estando
es espera de estas cosas (la morada de la justicia, V. 13), procurad con
diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. (2
Pedro 3.14).
Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y
avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene
sobre los hijos de la desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro
tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora, dejad también vosotros
todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas
de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos
despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual
conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento
pleno (Colosenses 3:5-10).
Para liberarnos del
pecado a fin de regresar a Dios ha existido desde hace mucho tiempo un mandato
bíblico:
Si de todo corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos
y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a El
servid (1 Samuel 7:3).
Echad de
vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? (Ezequiel 18:31).
El Verdadero
Arrepentimiento Incluye Dolor Santo y Vergüenza
El verdadero
arrepentimiento también se manifiesta en dolor, vergüenza por aquellos actos
pecaminosos cometidos y en un deseo ferviente de hacer las cosas correctamente:
Porque cuando erais esclavos del
pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto tenías de
aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de
ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos
siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida
eterna (Romanos 6:20-22).
Porque la tristeza que es según
Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que
arrepentirse; pero la
tristeza del mundo produce muerte. Porque he aquí, esto mismo de que
hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué
defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué
vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto (2 Corintios 7:10,11).
Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás
tú, oh Dios (Salmo 51:17).
Por otro lado, los impíos
están vacíos del temor de Dios y el dolor que lleva a la salvación:
La iniquidad del impío me dice al
corazón: No hay temor de dios delante de sus ojos. Se
lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será
hallada y aborrecida (Salmo 36:1,2).
Un buen
punto clave de la condición de su corazón, entonces, es: ¿Teme usted a
Dios y aborrece su pecado, o está usted entre los impíos anteriormente
descritos?
Actos que Llevan a la
Muerte
Como fue
mencionado previamente, Heb. 6:1 declara que hay obras que conducen a la
muerte, pero ¿cuáles son ellas? Los pecados listados en 1 Corintios 6:9,10, Efesios
5:5,6, Gálatas 5:19-21 y Apocalipsis 21:8 nos dan visión de las cosas de las
que uno debe arrepentirse, ya que aquellos que las hacen no heredarán el
reino:
¿No sabéis que los injustos no
heredarán el reino de Dios? No erréis; ni os fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con
varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes,
ni los estafadores, heredarán el reino de Dios (1 Corintios
6:9,10).
Porque sabéis esto, que ningún
fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de
Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas
cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia (Efesios 5:5,6).
Y manifiestas son las obras de la
carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he
dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios (Gálatas 5:19-21).
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte
en el lago de fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apocalipsis 21:8).
¿Qué
esperanza tiene el infortunado cristiano que
caiga en tales pecados después de su salvación inicial? Estas
abominaciones deben ser confesadas y abandonadas, buscando el perdón de
Dios. Jesús enseñó que el pródigo volvió a vivir después de una
completa ruptura con su relación con las rameras (Lucas 15:24,32). Lo
mismo puede ser establecido acerca de David después que él humildemente buscó
el perdón del Señor por su pecado sexual y su asesinato (Salmo 51). ¿Se
mantuvo David salvo durante su detestable pecado antes de arrepentirse?
No, según el Soberano Dios que habló Apocalipsis
21:8 desde su propio trono después que la obra infinita del Señor Jesús fuera
completada. Dios no hizo excepciones con nadie, incluyendo a un hombre
que escribió parte de la Biblia. Gracias a Dios, David se arrepintió
antes que muriera. Muchos no lo hacen. Ezequiel explica lo que le
sucedió espiritualmente al Rey David durante ese período oscuro de su vida:
Mas si el justo se apartare de
su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones
que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán
tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que
cometió, por ello morirá (Ezequiel 18:24).
... La justicia del justo no lo
librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será
estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá
vivir por su justicia el día que pecare. Cuando yo dijere al justo:
De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus
justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo (Ezequiel 33:12,13).
Similarmente a lo que
Jesús enseñó sobre el pródigo, Pablo dijo al los cristianos
romanos:
Porque si vivís conforme a la carne, moriréis, mas si por el Espíritu
hacéis morir las obras de la carne, viviréis (Romanos
8:13).
Aquellos que son
espirituales, pueden ayudar a restaurar a los hermanos caídos:
Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y
alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador de su camino, salvará
de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados (Santiago
5:19,20).
Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado (Gálatas 6:1).
Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá,
y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de
muerte. Hay pecado de muerte por el cual yo no digo que se
pida. Toda injusticia es pecado, pero hay pecado no de muerte (1 Juan
5:16,17).
Tomado
íntegramente para publicar en este blog en 3 partes del sitio web de:
Ahora bien, aprovecho este tracto para
invitar a todo aquel que venga trabajado, cansado (Mt.
11:28.), ó que tenga algún tipo de necesidad en su
vida, a que primero haga esta oración en voz alta:
“¡Jesucristo,
¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20:28.)
Acepto que soy un PECADOR y que yo solo
no soy capaz de cambiar, pero TU palabra dice que si confieso con mi boca que
eres el Señor y creyere en mi corazón que Dios te levantó de los muertos, seré
salvo/salva. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación. (Ro. 10:9,10.)
Por eso en este momento confieso con mi boca que tú eres el Señor, y te acepto
como mi único y suficiente Salvador. Te invito a entrar en mi corazón y te pido
que desalojes de mi todo sentimiento que no venga de ti, porque tu palabra dice
que Nueva Criatura soy, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Co. 5:17.) en
el nombre de Cristo Jesús.”
Amen!
Si ya hiciste esta oración e invitaste
a Jesucristo a entrar en tu corazón, escríbenos a libertadysanidadendios@gmail.com,
queremos saber de ti y seguir orando contigo, según sea tu necesidad y los
anhelos de tu corazón.
Hoy nos ponemos de acuerdo contigo y tenemos toda nuestra confianza en el todopoderoso Jehova-Rapha (El Señor tu sanador. Ex. 15:26.), el amado Jesucristo y el Hermoso Santo Espíritu de Dios que eres libre de toda aflicción por la Poderosa Sangre del Cordero de Dios que fue inmolado, y que todo ojo le vera a Él (Ap. 1:7.) en tu testimonio, ahora que eres Libre!!!